viernes, septiembre 10, 2010

PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LAS GANANCIAS DE LAS EMPRESAS


Por Pascual Cappelleri

Evolución de las conquistas laborales

La Biblia nos dice que “El hombre fue hecho para trabajar como el pájaro para volar”. Juan Pablo II en “Centesimus Annus” agrega: “El hombre se expresa y se realiza mediante su actividad laboral”. Del Cristianismo emana entonces la concepción del trabajo como dignidad humana y única fuente creadora de riqueza y progreso. No obstante ello, la explotación del trabajador es la constante en la historia de la Civilización.
Primero fue la ESCLAVITUD, bajo cuyo imperio el trabajador era una simple cosa, un objeto del derecho. Fue el sistema más brutal de explotación humana. Pero como el hombre nace libre, cuando se lo oprime reacciona y rompe las cadenas. Y así, la sublevación de los esclavos, terminó con la esclavitud.
Surgió entonces una nueva modalidad de trabajo, más digna pero no por ello menos inhumana: la SERVIDUMBRE. El siervo de la Edad Media no era ya un objeto, pues tenía algunos derechos que emanaban del contrato celebrado con el señor feudal. Este le brindaba protección y el siervo pagaba esa protección en especie, con el producto de su propio trabajo. La servidumbre fue también un sistema de explotación del trabajador.
La “revolución industrial” dio nacimiento al Estado moderno y con él a una nueva forma de PROPIEDAD: el CAPITAL y a una nueva forma de TRABAJO: el ASALARIADO. El trabajo fue considerado mercancía y quedó sujeto a la ley de la oferta y demanda y retribuido mediante una suma de dinero (el salario). Sometidos a lo que se llamó la “ley de bronce” del salario, los obreros debían ganar lo mínimo indispensable para subsistir y alimentar a sus hijos, para que éstos pudieran reemplazarlos, cuando quedasen sin fuerzas. No había posibilidad de ascenso ni movilidad social.
La sociedad se dividió entonces en dos clases antagónicas: una popular que ofrecía el trabajo y otra enriquecida y expoliadora que pagaba el salario mínimo y se quedaban con la plusvalía. La lucha de clases era inevitable pues el régimen del asalariado así concebido, también es de explotación.

Doctrina Social Cristiana

La Doctrina Social de la Iglesia comenzó a ocuparse de la cuestión obrera con la “Rerum Novarum” de León XIII (15/05/1891).
A fines del siglo XIX la Iglesia se encontró ante el proceso de cambio analizado precedentemente, que alentaba nuevas libertades, pero al mismo tiempo instauraba nuevas formas de injusticia y esclavitud. León XIII defendió los derechos fundamentales de los trabajadores y declaró el “destino universal de los bienes de la tierra”, consciente de que la propiedad privada no es un valor absoluto, ya que por ser un derecho humano lleva inscrita la propia limitación.
Definió el rol del Estado sosteniendo que éste “debe dirigir sus preferencias y sus cuidados a los obreros, en su mayoría débiles y necesitados”. De donde la solidaridad se convierte en uno de los principios básicos de la concepción cristiana.
El primero de Mayo de 1991 el Papa Juan Pablo II actualizó la cuestión en la encíclica “Centesimus Annus”. Allí sostuvo que la “finalidad de la empresa, no es simplemente la producción de beneficios, sino más bien la existencia misma de la empresa como comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera”. “La empresa no puede considerarse únicamente como una sociedad de capitales; es. al mismo tiempo, una sociedad de personas, en la que forman parte los que aportan el capital y los que aportan su trabajo”. “La obligación de ganar el pan con el sudor de la propia frente supone, al mismo tiempo, un derecho”. El derecho a una participación del trabajador en los beneficios que crea con su propio esfuerzo, agrego yo.

Comunismo

El comunismo, por su parte, pretendió superar la explotación del hombre mediante la intervención del gobierno en la economía. De la explotación del hombre por el hombre, se pasó a la explotación del hombre por el Estado. Hoy los Estados comunistas y socialistas están sufriendo derrotas políticas y económicas frente al capitalismo, al igual que el “Estado de bienestar”.

Social-democracia

La prédica del cristianismo y las ideas socialdemócratas de libertad e igualdad atemperaron las injusticias del régimen del asalariado mediante la instrumentación del “Estado de Bienestar”. En materia de derechos de los trabajadores se estableció como institución el derecho de huelga y la negociación colectiva, herramientas fundamentales para la lucha del movimiento obrero. La social-democracia, de la cual la Unión Cívica Radical forma parte, niega la existencia de un mercado de trabajo porque no considera al trabajo como una “mercancía” ya que los trabajadores no se “venden”, y si lo hacen, es porque no son libres.



Doctrina de Crisólogo Larralde y de los Radicales Constituyentes de 1957

Hoy se ha instalado en la agenda política el tema de la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. Creo que los dirigentes de la U.C.R., antes de expedirse a la ligera, deben tener en cuenta las ideas y las propuestas de nuestro máximo referente en materia laboral.
Los Radicales sabemos que Crisólogo LARRALDE fue el inspirador del Art. 14 bis de la Constitución Nacional y que los Constituyentes Radicales lo votaron. Este artículo, entre otros derechos declara: “ ... las leyes garantizarán al trabajador: ... participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”.
En la conferencia pronunciada el 1° de mayo de 1961 por Radio Rivadavia, en recordación del día del trabajo, Larralde sostuvo: “Para nosotros el triunfo definitivo es la supresión del régi­men del asalariado. Forma actual de la dependencia obrera. Con el ex presidente Carlos Pellegrini y repitiendo sus palabras —quieran escucharlas los hom­bres de la Unión Industrial Argentina en cuya sede Pellegrini tiene categoría de fundador— podemos agregar: Mientras el obrero sea un simple asalariado sin interés en los resultados económicos de su propio esfuerzo, será inútil buscar la fórmula que lo vincule y lo interese en la prosperidad de la empresa que lo ha reclutado. Pellegrini quiere, también él y como todos, que el obrero sea socio del capital, no sirviente”.
“Los trabajadores necesitan algo más que un jornal y algo más que una ocupación permanente. Necesitan una remuneración que haga posible la construcción de sus propias reservas, el decoroso mantenimiento de su familia, un buen nivel de vida y la posibilidad de una sólida educación general o profesional para sus hijos”.
“Está en pie el artículo 14 nuevo de la Constitución Nacional. Está en pie, pero no anda, no camina, no avanza. Está en pie pero detenido. Es como si no existiera; el gobierno lo desconoce a menudo y nosotros no lo recordamos todavía
“Mi partido está en la obligación de convertirlo en un cuerpo de leyes, pues no puede tolerarse que se haya sostenido el conjunto de sus afirmaciones progresistas como una mera expresión propaganda electoral.
“Si él, si el Radicalismo no da las leyes reglamenta­rias del ejercicio de los derechos obreros inscriptos en el Art. 14 bis, o si por lo menos no las proyecta, porque para darlas es indispen­sable disponer de la mayoría en el parlamento, no faltará quien lo haga y merezca y alcance la gratitud colectiva”.
Yo sostengo que la norma constitucional de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas significa considerar a éstas como una comunidad empresa trabajador y concebir a la propiedad en función social, participando todos en los beneficios producidos por el esfuerzo mancomunado.
En la conferencia citada Larralde concluía: “La clase obrera, la única clase, porque de su carne y de su sangre nacieron el sabio, el descubridor, el estadista, el sacerdote, el guerrero y el pacifista, el revolucionario y el verdugo, el poeta y el santo y hasta el rico, esa clase única está marchando y si no se demora en tratos venales, ni en la faena mercantil de su propio destino, llegará al campo abierto de la vida en libertad, con derechos totales, con seguridad y fuerza para afirmar el bienestar humano. Entonces todos seremos obreros de alguna obra”.
Para terminar, frente al debate instalado, cabe formularnos la siguiente pregunta: ¿los trabajadores, además de recibir un salario justo, tienen derecho a una participación en los beneficios de las empresas?. Con Crisólogo Larralde y con los Radicales comprometidos con la cuestión social, respondo que SI.


AGRADECEMOS EL ENVIO DEL ARTICULO A LA FUNDACIÓN "ESPACIO PROGRESISTA" CUYO PRESIDENTE ES LEOPOLDO MOREAU