jueves, octubre 06, 2011

Florentina ya está en el panteón de los próceres del radicalismo


Por Marcelo Helfgot
Le hablaba a todos y a todas desde mucho antes de que Eva Perón impusiera el voto femenino. Pero pocos atendían su prédica, en un partido de cultura machista. Sin embargo, Florentina Gómez Miranda nunca dejó la UCR y ganó sus espacios desde adentro. Al punto que a dos meses de su fallecimiento, a los 99 años, sus cenizas acaban de ser trasladadas al Panteón de los Caídos en la Revolución de 1890, donde yacen otros 22 próceres de la UCR. La urna de madera con los restos de la ex diputada (1983 a 1991) descansan en el cementerio de La Recoleta junto a los féretros de Leandro Alem –jefe de esa sublevación contra el gobierno conservador y fundador del partido un año más tarde–, Hipólito Yrigoyen y Arturo Illia.

Es la primera mujer que accede al lugar de peregrinaje de los más devotos militantes del partido que abrió la puerta a la democracia moderna. Y el acontecimiento será celebrado –pese a los tiempos poco propicios que atraviesa la centenaria agrupación política– el 12 de octubre, cuando se cumplan 95 años de la gestión inaugural de Yrigoyen. El primero de los seis presidentes radicales fue una referencia permanente en la carrera de Florentina, quien solía recordar ya nonagenaria y sin lagunas en la memoria que Yrigoyen le había dado su trabajo inicial de maestra rural.

“En el velatorio nos enteramos que la iban a llevar a un cementerio privado en Pilar. Les ofrecimos a los sobrinos que Florentina se quede en La Recoleta para que sus admiradores puedan ir a llevarle flores y aceptaron de inmediato”, cuenta Diego Barovero, vice del Instituto Nacional Yrigoyeneano, gestor político del mausoleo colectivo inaugurado en 1892.

Por ley de 1960 –pleno gobierno de Arturo Frondizi, un migrante de la UCR tradicional–, la cripta es considerada Monumento Histórico Nacional. Y otro radical, Néstor Pan, director de Cementerios del macrismo, ordenó restaurar su escultura, obra del belga Emilio Contillion, que representa a una figura alada de la República sosteniendo a una víctima. Debajo hay 5 combatientes civiles y militares del pronunciamiento derrotado por las armas, aunque impulsor del primer movimiento popular de la Argentina.

El Panteón cobija a 6 caídos en la Revolución del Parque. Figura en la guía turística del cementerio, aunque sus visitantes sean escasos en comparación con los que desfilan cada día frente a la bóveda de Evita. En tiempos atravesados por otras pasiones, frente al mausoleo radical se armaban trifulcas cada 26 de julio (fecha de la revolución que volteó a Juárez Celman) entre alvearistas e intransigentes.

Lejos de la necrofilia afín al peronismo, los radicales de pura cepa recuerdan no obstante que el cajón con Yrigoyen fue llevado a pulso desde su casa de Constitución. Se dice que varias veces cayó al suelo y la madera tiene rajaduras disimuladas por la bandera argentina que lo envuelve, igual que al de Illia. Hace poco llegó la urna de bronce con las cenizas de Francisco Beiró, vice del segundo triunfo de Yrigoyen que murió antes de asumir, en 1928. Y ya estaba Elpidio González, compañero de fórmula de Marcelo T. de Alvear, cuyos restos descansan en la privilegiada cripta familiar de la entrada.

Los restos del último prócer radical, Raúl Alfonsín, permanecieron meses en el lugar, mientras se construía la bóveda personal en la que encontró su destino final, a unos 50 metros. Con el Panteón desbordado, para hacer lugar mudaron un féretro al “hotel” del cementerio, reservado a traslados transitorios.
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