miércoles, julio 21, 2010

NOTA DE OPINION


NO DEBEMOS PERDER TIEMPO NI OPORTUNIDADES

Julio Cobos
Para LA NACION

A dos años de la sesión del Senado en la que se rechazaron las retenciones móviles al campo, y apenas unos días después de cumplirse un año de las últimas elecciones, es necesario repasar los logros y las cuentas pendientes que la dirigencia política acumuló desde entonces.

En los últimos comicios, la sociedad nos exigió profundizar el diálogo para lograr acuerdos, y este desafío es tanto para el oficialismo, que debe imaginar nuevas formas de construcción consensuada, como para la oposición, responsable de aportar ideas y proyectos superadores que acompañen la gestión.

La primera etapa fue alentadora, ya que se logró el fortalecimiento de las instituciones y hubo, además, una vocación para el tratamiento de temas vinculados al federalismo. Tanto en el Senado como en Diputados, se abordaron proyectos tales como la modificación de la ley de coparticipación federal (impuesto al cheque), la normativa de la ley 26.122 sobre regulación de los DNU y la reforma del Consejo de la Magistratura, entre otros. En adelante, será fundamental trabajar en forma conjunta políticas que mejoren la calidad de vida de la población y resuelvan problemas estructurales pendientes.

Desde el Poder Legislativo aún nos queda mucha tarea por realizar. La implementación de la asignación universal por hijo ha sido muy importante y deberá ser consolidada por la vía legislativa, para garantizar su estabilidad y universalidad. Esta política debe ser fortalecida en el aspecto educativo, haciendo un efectivo control del ausentismo, reformulando programas de reinserción escolar y buscando alcanzar mayores niveles de calidad educativa.

También es prioritario ocuparnos de la seguridad, la principal preocupación de la sociedad. Desde el Congreso debemos buscar herramientas que garanticen el cumplimiento irrestricto y efectivo de la ley.

Además, así como se logró que el salario mínimo vital y móvil fuera el índice para pactar sueldos en negociaciones paritarias, hay que buscar criterios similares para mejorar la movilidad jubilatoria y también elaborar un piso mínimo en relación con ese salario de referencia, ya que actualmente el haber de un jubilado representa menos de la mitad del sueldo promedio de los trabajadores en blanco. Por otra parte, debemos plantear la transformación de los planes sociales en trabajo estable; buscar respuestas concretas en materia de vivienda y servicios de transporte.

Urge conseguir mejoras en materia de infraestructura que impacten directamente en la salud: actualmente, más de 12 millones de argentinos viven sin agua potable y 23 millones de ellos lo hacen sin cloacas; la situación se agrava si consideramos que hay un déficit de 1.100.000 viviendas nuevas y más de 2 millones que requieren soluciones habitacionales inmediatas.

En el orden económico, el país mejoró respecto del año pasado y, si bien la balanza comercial tiene un saldo sensiblemente menor, hay un crecimiento constante en importaciones y exportaciones. Hay, además, un dato positivo, como es el aumento en la recaudación impositiva. Sin embargo, los actuales índices de inflación afectan el poder adquisitivo de los sectores más humildes y hay que tomar medidas al respecto.

Por otro lado, deben contemplarse proyectos estratégicos vinculados al agro (que aún espera respuestas) y la industria, que den previsibilidad y redunden en más desarrollo para estos sectores, tal como se hizo en el ámbito vitivinícola en 2004 y cuyos resultados positivos ya podemos advertir. Además, el Estado debe desarrollar infraestructura que propicie una disminución directa de los costos logísticos y en esto el ferrocarril debe ser prioridad. Ante estos objetivos, será una señal de madurez despojarse de egoísmos políticos y encaminarnos hacia el verdadero Estado de Bienestar. En este bicentenario, los argentinos ya nos hemos demostrado que no debemos perder tiempo ni oportunidades y que podemos vivir en paz.


El autor es vicepresidente de la Nación